Pinturas profanas en el taller de Miguel de Santiago: Las Estaciones.

Pinturas profanas en el taller de Miguel de Santiago:
“Las Estaciones”
Juan Francisco López

Introducción
En la líneas que siguen se pretende abordar el trabajo del pintor quiteño Miguel de Santiago, en particular de la serie conocida como “Las Estaciones”, que algunos la conocen con el nombre de “Las Cuatro Estaciones”.
La serie se puede observar  en el Museo de Arte Colonial ubicado en las calles Cuenca y Mejía de la ciudad de Quito. En el  lugar se pueden apreciar tres de las cuatro pinturas que componen la serie: “El Invierno”, “La Primavera” y “El Otoño”. Del cuarto lienzo, “El Verano”, se desconoce el paradero.
De la citada serie se realizará un análisis iconográfico, presentando una descripción detallada de lo que se observa en la pintura, además del significado, el público al que fue dirigido, y si tuvo o no algún mecenas.  
Se presentará especial atención a la obra por el particular de que las misma es distinta a la mayoría del arte colonial quiteño y distinta también a la mayoría de pinturas del propio Miguel de Santiago ya que esta no es una obra de estricto carácter religioso,   más bien pertenece al mito, y por lo tanto se podría decir que es una obra profana. Esta es precisamente la tesis: Miguel de Santiago, pintor de la escuela quiteña que no se dedicaba solamente al arte religioso, sino que también realizaba pinturas míticas, del género paisaje y por tanto profanas.


Acerca de las obras en general de Miguel de Santiago.
Miguel de Santiago, quiteño nacido entre 1720 y 1730, fue artista dotado de una gran calidad pictórica. El pintor cuenta en su haber con gran cantidad de pinturas, muchas de ellas le son atribuidas por razones no muy convincentes, esto debido a dos razones principalmente: 1) en la época no se acostumbraba a firmar la obra y 2) al ser un reconocido pintor (sus lienzos incluso fueron exportados) las personas decían que sus lienzos fueron hechos por Miguel de Santiago pero estas pinturas nada tenían que ver con el estilo que manejaba el autor (Justo, 2009).
La Iglesia le encomendó muchas obras al artista, la mayoría de sus lienzos están dedicados a santos y vírgenes por tal motivo, al Igual que la Iglesia, mecenas privados encargaban que se les hiciera lienzos y estos en su gran mayoría eran dedicados a la fe cristiana por la fuerte devoción que se vivía en la época.
Son contadas las excepciones donde Miguel de Santiago aborda un tema distinto al religioso, uno de ellos es el mitológico representado en la serie “Las Estaciones” que como ya se mencionó se exhibe incompleta en el Museo de Arte Colonial de la ciudad de Quito.

Las Estaciones: Iconografía
Miguel Ángel Elvira (2008, p.311) en su manual de iconografía clásica describe el cómo se representa a las estaciones del año, para él fue en el Renacimiento donde empezó otra vez el interés por el tema, se vuelve entonces a la antigüedad clásica y se empieza a seguir textos antiguos donde se vincula a ciertas cosas con determinada estación del año.

     

Así para el autor la primavera se representa con una mujer muy joven que tiene alrededor flores, animales jugueteando y que además tiene una corona de mirto. Además de que la  joven mujer suele ser una diosa de la mitología griega que generalmente es Flora o Venus y que en pocas ocasiones  es Proserpina. El verano es una mujer ya no tan joven que lleva consigo una antorcha, su corona es de trigo, la diosa asociada es Ceres. El otoño se representa con una mujer ya madura, de contextura gruesa igualmente coronada, pero esta vez no con mirto sino con vástagos de vid. Finalmente al invierno lo caracteriza un hombre anciano que se calienta cerca del fuego, los dioses suelen ser Eolo o Vulcano. (Elvira, 2008, p.312). 
Manuel  Samaniego en su “Tratado de Pintura” trata sobre este tipo de representaciones. En “Miguel de Santiago, su vida, su obra” José María Vargas (1970) recoge el texto al respecto:
“Primavera”.- Una Diosa , flor con flores, muchas alegrías, huertas, cupidillos, regando las flores de las huertas, pájaros y cielos alegres.  
“Estío”[1] .- Cacerías, frutas, cazadores, venados, caminantes, paseos, amores, cosechas de trigo, quitasol; una Diosa Ceres y frutas. 
“Otoño”.- Un barco con hartas cepas de uvas, cosechas de vinos, borrachos, unos caídos y otros brindando, moscos, danzas, pipas.
“Invierno”.- Un viejo que se calienta al fuego, familia alada; árboles desnudos cubiertos de nieves y granizos, caras y máscaras, nariguetas, bayetas ordenando bocas, todos resbalando en las aguas. (Vargas, 1970, p.110).

Las pinturas efectivamente se alinean con la simbología clásica, pero presentan ciertas diferencias como la presencia de ángeles. Se destaca también que al igual que en la mayoría de sus lienzos, Miguel de Santiago opta por darle una tonalidad oscura a estas pinturas de gran tamaño,  pero eso sí, dotadas de una calidad pictórica impresionante.
Se sugiere que la serie está inspirada en grabados de origen europeo (Bravomalo de Espinosa, 1987, p.3) aunque también se afirma que estaría inspirado concretamente en lienzos de Francisco Zurbarán (por el estilo parecido) pero hay que señalar que  el registro de envíos que el español hiciera a Sudamérica constan principalmente los hechos a Lima y Buenos Aires, aunque se sabe que también estaría enviando a Nueva Granada pero los envíos son significativamente menores. La mayoría  de lienzos que el autor está exportando a Latinoamérica son de carácter religioso, pero es importante tomar en cuenta que el artista español tiene variada obra en la que se incluye a la mitología griega y romana (Stastny, s/f)[2].

Mecenas: ¿Hubo mecenas?
Se sabe con seguridad que la serie no fue comisionada por la Iglesia (Bravomalo de Espinosa, 1987). Se sabe también  que en el año de 1658 la obra estuvo en manos de Juan de Morales Aramburu quien tenía en su poder otras  obras del pintor quiteño como lienzos dedicados a San Agustín, esto se conoce  porque Aramburu habría notariado su testamento donde constaban estas piezas de arte (Justo Estebaranz, 2009).  Con lo dicho es muy probable que Juan de Morales Aramburu sea el mecenas de la serie “Las Estaciones”.
 En el testamento de Morales Aramburu que se encuentra protocolizado, constan también lienzos que representan a los meses, obras que pudieron  tener como  autor a  Miguel de Santiago, esto nos da la pista de que el artista pudo haber estado dedicando su arte al tema mitológico y no solo al religioso. Aunque también se podría decir que este fue un caso muy excepcional en el que su presunto mecenas Juan de Morales Aramburu[3] le comisionó la realización de estos lienzos dedicados a los meses y estaciones del año por la fascinación que tenía hacia el tema mitológico y el calendario.

Público al que fue dirigida la serie.
Por lo dicho en el párrafo que antecede la serie estaría dirigida a una audiencia selecta y privilegiada puesto que le pertenecía a este hombre muy importante en la Real Audiencia que creemos la tenía dentro de su “colección privada”. Cabe mencionar que según Morán y Ortiz (1999) los temas mitológicos estuvieron presentes en Quito en los teatros o en fiestas, por tanto estas piezas artísticas serian símbolos del buen gusto de la época que solo personas con cargos importantes podían ostentar. 

¿Pinturas religiosas, profanas o paganas?
Es evidente que el tema de los lienzos nada tiene que ver con la doctrina cristiana, la simbología que presentan las obras pertenecen a una tradición distinta, es una simbología perteneciente a la antigüedad clásica que se retoma con el Renacimiento. 
Ángel Justo Estebaranz (2013) propone en “El pintor quiteño Miguel de Santiago, 1633-1706: su vida, su obra y su taller” que la serie “Las Estaciones” puede ser considerada como pagana. Pero en realidad el término “profano” es el que más se ajusta a la hora de describir los lienzos puesto que considerar pagana a la serie implicaría que la misma sirviese para la adoración de dioses distintos al único Dios de los cristianos. El que la obra sea profana tiene una distinta dimensión ya que no implica adoración a otros dioses sino que simplemente estos lienzos no son de estricto carácter religioso y  por lo tanto estarían buscando un fin no sagrado.
La serie efectivamente es profana porque el tema de la misma se aparta de la religión cristiana. Al no encontrarse en un espacio accesible a todo público la obra no tuvo un fin pedagógico ni tampoco de culto y adoración sino más bien que fue símbolo del buen gusto de la época.
El que la serie sea profana llama la atención puesto que Miguel de Santiago en la mayoría de su obra se dedicó al arte cristiano. Sus mecenas le pedían lienzos de santos, vírgenes y demás pero es extraño a su obra el tema mitológico. 

Conclusión
            Miguel de Santiago, pintor de una exquisita técnica, realizó en la época colonial muchos lienzos, pero estos en su gran mayoría tenían como tema central a la religión, la Colonia como bien se sabe era una época en donde la Iglesia tenía gran poder social, político y económico.
A pesar de ello, existen expresiones artísticas en donde se abordan temas ajenos a la religión cristiana, ejemplo de ello es el teatro, en donde se tocan también temas mitológicos volviendo a la antigüedad clásica. Con relación a la pintura, grabados que hacen alusión al simbolismo clásico pasan a ser vistos por pintores que los reproducen por pedido de sus mecenas. Es el caso de Morales de Aramburu quien habría encomendado la realización de la serie “Las Estaciones” a Miguel de Santiago.
            La serie que representa a la estaciones del año, que estuvo en manos de este oidor de la Real Audiencia de Quito, no sirvió para educar y tampoco como forma de rendir culto. Estuvo relacionada con el buen gusto de la época porque como se mencionó, en el gusto por la antigüedad clásica estaba presente en el Quito Colonial. Este gustó por lo clásico hacia que la obra deje de ser religiosa pero no por ello la volvía pagana, lo que sí se puede decir es que el tema de la serie es profano al tratar un tema ajeno a la fe cristiana.
             
Bibliografía

Estupiñán Ordoñez, D. (2013). Escuela quiteña: principales exponentes y su legado en el           arte ecuatoriano: plan de difusión cultural (Tesis de Maestria. Universidad      Andina Simón Bolivar. Quito, Ecuador), Recuperado el 19 de marzo de 2017 de             http://repositorio.ug.edu.ec/bitstream/redug/4291/1/AMELIA%20ESTUPI%C3                                                          %91AN%20ESCUELA%20QUITE%C3%91A.pdf
Justo Estebaranz, A. (2009). Leyendas de un artista. A propósito del pintor quiteño Miguel de     Santiago. Sevilla: Universidad de Sevilla.
Martín, I. (2008). Isabel de Santiago una pintora quiteña del siglo XVII. Recuperado el 17 de marzo de 2017 de https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/2777212.pdf
Educapedia (s/f). Arte y arquitectura colonial. Recuperado el 19 de marzo de 2017 de             http://www.edupedia.ec/index.php/temas/arte-y-cultura/del-ecuador/arte-y-         arquitectura-colonial
Instituto Cervantes: Centro Virtual Cervantes. (s/f). Miguel de Santiago.  Recuperado el             17 de marzo de 2017 de           http://cvc.cervantes.es/artes/ciudades_patrimonio/quito/personalidades/desantiag o.htm
Justo Estebaranz, A. (2013). El pintor quiteño Miguel de Santiago, 1633-1706: su vida, su obra y su taller. Sevilla: Universidad de Sevilla.
Elvira, M. (2008). Arte y mito: manual de iconografía clásica. Madrid: Silex.
Suzanne Stratton-Pruitt, ed. The Art of Painting in Colonial Quito (Philadelphia: St.       Joseph University Press, 2012).
Stastny, F (Biblioteca Virtual Miguel Ángel Arango). (s/f). Zurbarán en América Latina.           Recuperado el 20 de abril de 2017 de           http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/przu/przu05a.htm
Revilla, F. (2012). Diccionario de Iconografía y Simbología. 9na ed. Madrid: Catedra.
Reáu, L. (2006). Iconografía del Arte Cristiano. El Serbal.








[1] Samaniego utiliza el sinónimo de verano: estío.
[2] Ver en http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/todaslasartes/przu/przu05a.htm
[3] Juan de Morales Aramburu fue nombrado como oidor de la Audiencia de Quito en 1647.

Comentarios